La vida es la historia de cada ser humano. Las vivencias hacen de la vida una historia. Historia que es necesario publicar. Aqui las mías. Aveces interesantes otras aburridas. Pero en fin, vivencias de día a día. Lo que soy, lo que he vivido. Tienen un orden numérico para seguir la secuencia.

sábado, abril 01, 2006


001 Mi primo negrito.

Todavía vivía en el centro de la isla. Mi padre y madre trabajan afanosamente para levantar su humilde hogar. Mi padre trabajaba demasiado. Apena podía verlo. Sólo escuchaba el ruido del "jeep" de la patrulla cuando llegaba de madrugada. Comía algo y al rato salía a continuar su desempeño.

Yo bastante ignorante, criado bajo las faldas de mi sumisa madre. Una hermana recién nacida. Y unos cuantos primos y primas que nos visitaban de vez en cuando.

El negrito de mis primos me lleva como casi un año. Parecía ser muy despierto en todo, en especial en lo sexual. Precoz es la palabra. Aquella tarde se saco su "juguetito" del pantalón y me lo enseñó. Dios mío, era algo distinto a lo mio, muy negro, casi violeta, y con un pellejito que lo hacía ver algo extraño ante mis ojos. Con sus dedos jugaba con su "juguetito" . Le pelaba la cabeza para dejarla al descubierto. El mio no es así. No tiene la piel. El quería que yo lo tocará. Yo temblaba de miedo. Me quede sorprendido. Llegaron nuestras madres y el primo guardo su juguete. Pero esto cambio mi vida, ¿o simplemente la activó?

No sé en realidad lo que pasó por mi cabeza. Pero entiendo que no dejó de pasar. A cada momento pensaba en aquel prepucio que dejaba salir el glande de una forma maravillosa ante mis ojos. Yo siendo circuncidado, obligó al mío metiéndolo a la fuerza en la piel para crear esa apariencia que tanto me gusta. Me lo mutilaron sin permiso. ¿Podré demandar a mis padres? ¿Al pediatra? ¿Al hospital? ¿a los judíos? Cuanto daría por tener mi prepucio.

Pero que remedio. Otros lo tienen y lo comparten conmigo. Además a muchos les encantan "cut". Para los gustos... los "cuts o uncuts".

La realidad es que este evento marcó mi vida. Mi orientación, mis gustos y preferencias. Mediante la curiosidad creó en mi la necesidad de ver otros iguales. Tocarlos, sentirlos, olerlos... saborearlos, cada vez más y más. Aveces obstinado, otras delirando.

Cuando llegué a mi adolescencia mi primo negrito volvió a sacar su juguete. Mejor decir juguetote. Inmenso, peludo, grueso, baboso. Con dos grandes pelotas llenas de pelos. Ya era un hombre.

Se quitó toda su ropa. Y con el miembro completamente erecto bailo ante mi presencia. Lo movía para arriba y para abajo. Se masturbaba ritmicamente con gracia ritmica. Me lo ofrecía mientras yo salivaba con el deseo de tenerlo en mis manos. Mi corazón estaba acelerado. Me faltaba la respiración. Temblaba de pasión. Pero la razón pudo más que la pasión. No sucumbí a sus deseos.

Ahora el es padre casado,... y yo, padre soltero. Todo un varoncito.