La vida es la historia de cada ser humano. Las vivencias hacen de la vida una historia. Historia que es necesario publicar. Aqui las mías. Aveces interesantes otras aburridas. Pero en fin, vivencias de día a día. Lo que soy, lo que he vivido. Tienen un orden numérico para seguir la secuencia.

sábado, abril 01, 2006


005 El explorador equivocado...

Me mantuve activo en la tropa de exploradores ya que así podía canalizar mis deseos de ver chicos sin ropa. Mas que chicos lo que realmente quería ver eran sus penes. Me converti en un adicto a verlos. Luego en mis fantasías repasaba cada uno mientras me masturbaba. Ellos hablaban de mamar, de clavar y cosas semejantes que yo no entendía todavía muy bien.

Se regó en mi escuela, ya estaba en la intermedia, que yo era un bellaco que me la pasaba casqueteandome en los campamentos. Claro, sabían que me gustaban las nenas y de vez en cuando me grajeaba con una. Y aunque en esos grajeos me prendía, lo que mas me ponía bellaco era pensar en el guevo de los machos.

En la escuela un grupo de "raritos" me invitaron a pertenecer a un club que ellos habían formado. Un club espiritual, donde se leería el horóscopo y libros de sueños. Algo místico. Se reunían en las casas y en los baños de la escuela. ¿En los baños?

Bueno, fui a una reunión, luego de muchas invitaciones. Entramos al baño con olor a puro orines. Como orinal había una gran bañera. Todos se pusieron a mear. ¿...? Yo salí mas rápido que ligero. Pense que para otra cosa me invitaron. ¿Habrán leído místicamente mis fantasías nocturnas, diurnas, mejor digo eternas? No me reuní mas con aquellos locos (o locas).

Se acercaba la época de Jambore. Campamento al aire libre. En la esquina de mi calle se mudo una nueva familia. Un montón de hijos. Dos varoncitos de mi edad. Estos se unieron a la tropa.

Nos levantamos antes de salir el sol para llegar al campamento. Montamos las cacetas. Mi amigo, el de la escuela, me pidió una vez mas que durmiera con el. Pero ya yo había hecho compromiso con mi nuevos vecinos. Mi amigo monto su caceta y se acomodó solo.

Al llegar la noche se enciende el fuego. Las llamas arden y los deseos juveniles se prenden en candela. Mi amigo me invitó a pasar por su caceta. Allí se sacó su rica mamerra y mientras me la mostraba se masturbaba.

-Varoncito, sacaté la tuya que estoy bellaco y quiero verla.

-No me atrevo. Además es circuncidada.

-Coño, así es que me gusta, sácala por favor. Sacala que me estoy viniendo... puñeta uffff.

Yo pendejo no la saqué. Mi amigo se vino y yo me fui para mi caceta.


Mis vecinos empezaron a bellaquear. Me invitaron y yo me saque mi bicho. Mientras me la jalaba pensaba en mi amigo Pepe. En aquella rica tranca que acababa de despreciar. Ellos no se habían desarrollado, por lo que sacaron sus "pipices". A uno cuando vió mi bicho se le hizo la boca agua. Se me acercó y pidió mamarlo. Se lo dí. Como un bebé en mamadera se comportó. Chupó profundo, con gracia y bellaquera. Su hermano se masturbaba a nuestro lado.

Que te mamen no es pecado. En realidad los machos se dejan maman el bicho.

Pero, que uno mame. No señor, eso es cosa de maricón. Los machos maman cricas. Bajan al pozo.

Yo lo pense. Aunque era un pipicito, estaba sin circuncidar y eso me tenía malo. Me pegué y mamé. No por mucho rato por que sentí el sabor a meaíto y me dio nausea. Pero para todos contaba. Su hermano se vino pero luego fue por todo el campamento a contarlo.

-Saben el varoncito bellaco mamó bicho, es un maricón.

Nadie mencionó que me lo habían mamado. Mi amigo Pepe no regresó a los campamentos. Yo de la vergüenza también me quité.

Mi vecino es casado y padre de hijos. Yo... soltero y padre de hijos. Todo un varoncito.