La vida es la historia de cada ser humano. Las vivencias hacen de la vida una historia. Historia que es necesario publicar. Aqui las mías. Aveces interesantes otras aburridas. Pero en fin, vivencias de día a día. Lo que soy, lo que he vivido. Tienen un orden numérico para seguir la secuencia.

martes, abril 04, 2006


010 El Malamén...

Nuestra madre se ocupó de enseñarnos el temor a Dios. Nos envió al catecismo y visitábamos la iglesia semanalmente. El temor que nos infundió era a tal grado que llegaba a pavor. Miedo a todo. Imperaba en nuestro hogar una alerta naranja casi roja. Todo era peligroso para nuestras vidas. El cuco, la Madre Tierra, el Demonio y para mí el Malamén.

Dios, la virgen, los ángeles y todos los santos ponían sus miradas acusadoras sobre mi vida. Tanta omnipresencia me tenía agobiado. Pero lo peor de las calaminares era pensar en aquel supuesto ser que podía amenazar con nuestras vidas y que sólo el padre nuestro nos podía liberal. Cuando lo rezaba me apresuraba a llegar a la última frase: "MAS LIBRANOS". Libranos del temido Malamén.

Su rostro no estaba definido. Como se vestía tampoco. En el catecismo y en la misa como en toda reunión religiosa lo mencionaban. Hasta los protestante lo repetían. Libranos, libranos, por favor libranos del malamén. Sería lo que yo sentía en mi corazón. La tentación que me agobiaba. Los deseos de la carne. Las ganas profundas de sentir junto a mi cuerpo otro cuerpo viril que ambos disfrutáramos de un roce pasional. Sería la palabra descubierta en la universidad, HOMOSEXUALISMO.

¿El malamén es sinónimo de estar torcido? ¿De ser un deprevado? ¿Un pato? Cuá cuá... cualquiera. ¿Un maricón?

Please... no nos dejes caer en esa tentación, mas libranos del temido malamén.

El malamén fue: mi primo negrito, Cuchi, mi primo fumador, mi compañero de escuela, el vecinito y su hermano o el modelo pelotero.

Todos son padres casados. Yo... padre soltero. Todo un varoncito.